El Lago de los Cisnes, edición en 7 pulgadas de 1950

[Pablo Padilla 12]

Mi pequeña colección de discos incluye una serie de discos de música clásica. La mayoría de ellos los he recibido como donación de familiares mayores que yo. Pero tengo algunas joyitas de otro origen que ocupan un lugar importante en la estantería. 

Estos discos son de esos. Una publicación en doble vinilo de 7 pulgadas, con una versión de "El Lago de los Cisnes", de Tchaikovsky. Con lo antiguo y trepidante de su sonido, este es el tipo de grabaciones que me hacen querer más el formato del vinilo. 

Lo compré en una de mis idas a la Vega Central de Santiago, en el comercio callejero cerca del Metro Patronato. Me costó 3 mil pesos. Los discos (de 45 rpm.), están en muy buen estado. Después de la limpieza correspondiente, los puse a sonar. Lo que salió por los parlantes era una experiencia en el tiempo. Una época del sonido (y de la sociedad), volvía a la vida después de más de 70 años. Porque esta edición es de 1950. Unos cuantos años antes de mi nacimiento (que no soy ningún jovencito, por cierto). 

Antes de la masificación del stéreo u otros estándares de calidad sonora, el disco ya era un soporte noble que ayudó a popularizar y difundir música que, en su momento, sólo estuvo reservada para los grandes salones de la aristocracia. Esa es una de las virtudes fundacionales y para mi definitivas del vinilo: Cómo a través de un material tan accesible como el plástico, se puede transmitir lo sublime del arte musical. 

Dudo que haya otro formato que resista tan bien el paso del tiempo. Y si bien en fidelidad, mi disco doble no compite con la enorme mayoría de las grabaciones posteriores, retiene esa cualidad de máquina del tiempo.  Su melancólica portada, adorna la colección, y es uno de esos discos que tengo siempre a la vista. Y que por supuesto, cada cierto tiempo pongo a girar.