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Algunos aspectos a considerar al elegir parlantes


Godo_1961

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Buscando los parlantes adecuados. Lo que he aprendido.

 

Lo primero que hay que decir es que, si existieran los parlantes perfectos, todos sonarían igual, así de simple, sin tonalidades ni coloramientos de ningún tipo, junto con una misma directividad. Las tonalidades, coloramientos y fallas en la directividad son precisamente características de los parlantes reales que se deben a sus imperfecciones y limitaciones técnicas. De haber parlantes perfectos, con seguridad se diferenciarían solo en la distorsión que se produciría a medida que el volumen aumentara, ósea en su manera de manejar mayor potencia. Por lo anterior, cuando hablamos de tonalidades y directividad de los parlantes, en realidad hablamos de sus imperfecciones.

Para hablar de una reproducción perfecta, también se debería escuchar en las mismas condiciones acústicas en que el sonido fue registrado, algo que en los hechos (casi) nunca ocurre y por ello, el lugar donde escuchamos, que normalmente diferirá mucho de aquel lugar original, siempre jugará un papel importante distorsionando lo que escuchemos, incluso aunque pudiéramos disponer de parlantes perfectos.

En resumen, a la hora de escuchar música (y audio en general), siempre hablamos de algo que en la realidad no es objetivo y nuestra apreciación de él es una construcción mental que hacemos desde nuestra propia subjetividad y la realidad física personal que se deriva del aquí y ahora de dónde se escucha.

Lo que al final nos parezca adecuado, siempre será un tema muy personal, muy dependiente de nuestra realidad personal, en ello no hay absolutos, todo se trata principalmente solo de gustos y preferencias. Se puede concluir sin temor a hacer una afirmación errada, que el Hi-Fi y la audiofilia son absolutamente un tema de gustos, apariencias y egos, pues a la hora del sonido mismo, nadie puede decir que tiene un equipo que suena mejor, pues es imposible validar objetivamente este tipo de percepciones y afirmaciones. Simplemente en cada caso se trata de un sonido del gusto de quien lo escucha.

Dentro de tanta subjetividad, en los hechos concretos, los parlantes que más se acercan a la perfección, los más planos en su respuesta, son normalmente los preferidos en pruebas a ciegas por aquellos que han desarrollado una apreciación por la fidelidad sin coloramientos.

Sea como sea, al final, la audiofilia es totalmente un tema de gustos y apreciaciones personales, con mucha componente sicológica y sociológica. A la hora de aplicar un juicio de valor a la música que cada uno escucha, junto con dónde, cómo y con qué la escucha, éste inevitablemente es parte de una realidad muy poco objetiva, abrumadoramente subjetiva, que al final es mayoritariamente todo lo que es este mundo del audio.

 

Cuando se trata de parlantes para escuchar música de alta fidelidad, hoy en día estamos bombardeados por información muy vaga y existe una enorme (muy interesada) falta de información de parte de los fabricantes. Luego tenemos mucha opinión (mucha “opinología”), mucho consejo supuestamente autorizado como son los de reviewers en youtube o internet que, en la mayoría de los casos, objetivamente pesan menos que un paquete de cabritas. Los escuché a todos para luego descartarlos uno a uno gradualmente a medida que me fui dando cuenta de que su aporte era de nula utilidad. Cuando, muy decepcionado ante tanta palabra vacía, había optado por desechar a todos estos consejeros, muchos con miles de seguidores, me encontré con una muy reciente línea de reviewers, que sí eran de aporte y utilidad pues introdujeron el aspecto ausente hasta ahora, los datos objetivos, comparables directamente; fue como ver la luz al final del túnel (alguna vez escribiré sobre éstos últimos y los otros).

Junto con todo lo anterior, en el ambiente audiófilo existe mucho fetichismo por algunas marcas y una marcada actitud a seguir tendencias antes que desarrollar juicios objetivos y pensar por sí mismos, lo que lleva a que en general se valora más el envase, lo que está de moda y lo que dice el marketing, por sobre el contenido.

Todo lo anterior ante una enorme y muy variada oferta de parlantes.

La motivación para la gran falta de información objetiva es esencialmente ganar una tajada de una torta gigantesca restringiendo las opciones de poder hacer comparaciones técnicas, apostando por lo superficial y alimentar mitos por sobre lo medular. Los fabricantes y vendedores quieren vender más, y los opinólogos se benefician de la fama que opinar les entrega (como dice el dicho “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”).

Por otro lado, los audiófilos parecieran privilegiar el tener algo para mostrar (con más “cartel”) que algo para disfrutar de escuchar un buen sonido a un volumen razonable (digamos a menos de 90 dB en la posición de escucha).

En lo concreto hay todavía muy poca información objetiva que permita comparar manzanas con manzanas, y con ello despejar la confusión y superficialidad que se ha creado, lo que ciertamente no ayuda para decidir qué es lo más adecuado para las necesidades de cada uno.

Notablemente, al observar la (poca) información objetiva disponible, ya es muy posible desmontar muchos mitos y derribar muchos paradigmas ampliamente aceptados, Hay tantos hechos objetivos que no se dicen, que nunca se han dicho, junto con tanta palabrería vacía y mitos, que se ha creado un velo sin substancia especialmente sobre los parlantes (pero también sobre los amplificadores y los DAC), aceptándose ideas, opiniones y percepciones muy subjetivas como si fueran verdades. Hay muchos temas que casi son tabú, incuestionables, que de ser cuestionados crean respuestas muy agresivas de parte de algunos fanáticos si se discrepa con ellos.

La confusión derivada de todo lo anterior, especialmente si uno es un principiante, que ni siquiera sabe bien qué necesita o busca, convierte al proceso de elección de unos parlantes adecuados a lo que uno cree necesitar o que (más o menos) anda buscando, en algo muy cuesta arriba. Pasa igual a la hora de elegir un amplificador (o receiver) y un DAC.

Es a estas alturas un clásico de las discusiones sin fin si Vinilo, CD o sonido en formato de alta definición, a lo que se puede agregar Spotify de alta calidad, que viene a ser (aproximadamente) equivalente a un MP3 de 320 kb/seg generado a partir de una buena fuente ¿Hasta qué punto las alegadas diferencias son apreciables en nuestro muy personal sistema de audio? 

 

Para entender el estado del arte en cuanto a parlantes, transité por un túnel unos 12 meses sin ver la salida, totalmente desorientado en cuanto a qué creer y/o a quién creer. Pasaron 6 meses más para poder vislumbrar el final y finalmente poder salir de él. Así, demoré unos 18 meses en despejar la espesa niebla que envuelve al tema, y ello no fue hasta que Erin y Armirm comenzaron a publicar mediciones objetivas de parlantes, directamente comparables, junto con una opinión subjetiva complementaria. Fue toda esta información de reciente incorporación a la red lo que me permitió comprender cuánta falsedad daba vueltas en el ambiente audiófilo.

 

Los parlantes de amplio espectro de frecuencia que normalmente están disponibles para escuchar un sonido de alta fidelidad, se pueden dividir en base a su formato en dos grandes tipos, los de estantería (bookshelf) y los de columna. Los parlantes de estantería están pensados para ser montados sobre una estructura que los ubique a una altura adecuada para escucharlos (tweeter a la altura del oído normalmente), los de columna están pensados para ser puestos directamente sobre el piso. Se diferencian principalmente por sus proporciones geométricas y tamaño.

 

Los bookshelf tienen ciertas proporciones características en que ancho y profundidad son medidas más o menos similares, una siempre es más que la otra, y el alto es (más o menos) el doble de las medidas anteriores. En general se trata de las proporciones que hemos visto casi “desde siempre” en los parlantes. Los bookshelf son esencialmente parlantes pequeños, cuyo concepto bastante definido toma forma a mediados de los 80. Normalmente son parlantes de dos vías, aunque a veces los hay de tres vías con dos drivers concéntricos. Normalmente con reflexión de bajos. Normalmente son de 4 ohm.

Dentro de los parlantes de estas proporciones geométricas existen también los “bookshelf grandes”, que tienen (más o menos) las mismas relaciones anteriores, solo que tienen (más o menos) unas cinco a siete veces el volumen de los bookshelf típicos. Los parlantes tipo “bookshelf grande” corresponden al concepto típico y clásico de parlantes muy vistos en los 60, 70 y 80. Normalmente son de tres vías, aunque a veces pueden ser de más vías. Normalmente son de 6 a 8 ohm.

Los parlantes de columna (también conocidos como torres) tienen (más o menos) las mismas relaciones de ancho y profundidad antes mencionadas para los bookshelf, pero el alto es unas 5 o más veces su ancho o fondo, son muy esbeltos, y de ahí su nombre. Se puede decir que las columnas son una evolución de los bookshelf, pues son parlantes bookshelf estirados para ganar sensibilidad y graves, sin aumentar mucho el espacio de piso requerido. Por lo anterior, los parlantes tipo columna son bastante más grandes que los bookshelf. Se pueden encontrar columnas pequeñas y grandes, que son (más o menos) equivalentes en su planta a los dos tipos de bookshelf antes mencionados. Las columnas pequeñas pueden ser de 4 ohm, las grandes de 8 ohm.

 

Al final, lo que diferencia a todos estos parlantes es esencialmente su potencial de capacidades acústicas, algo que se deriva mayormente de su tamaño y/o volumen interno, lo que lleva a algunas reglas generales (casi leyes):

1.-A mayor volumen de caja es posible lograr mayor sensibilidad (dB/watt).

2.-A mayor tamaño, mayor costo.

3.-A mayor tamaño, potencialmente se pueden lograr más bajos.

4.-A mayor tamaño, mayor capacidad para generar volumen sin distorsión al contar con la opción de disponer más drivers y/o drivers más grandes.

    

En resumen, mientras más grande un parlante, mayores potencialidades en cuanto a calidad acústica en general y mayor capacidad para mantener una calidad acústica a mayor volumen, aunque normalmente también todo ello a un mayor costo.

Aparte de lo anterior, pueden haber de cada tipo mencionado, parlantes pasivos (que requieren de un amplificador externo) o activos, que vienen con su propio amplificador interno. Las reglas antes dadas se aplican de igual manera para activos y pasivos.

Hablo de “potencialidades” siempre, pues nada es garantido en parlantes si se los evalúa solo por su tamaño de caja, tipo de parlante, cantidad y distribución de drivers, estética y especificaciones técnicas del fabricante.

 

Existe otro tipo de parlantes que es de espectro de frecuencia reducido, enfocado en cubrir rangos de frecuencia bajo los 150-200 Hz, son los sub-woofers. Son normalmente cajas relativamente cuadradas, cuentan con un driver de gran tamaño, y normalmente son activos. Se puede encontrar algo sobre ellos en otro post que hice específicamente hablando de sub-woofers.

 

Reglas generales para elegir un tipo de parlantes en especial.

 

Para habitaciones o espacios pequeños, posición de escucha a 2 o menos metros de los parlantes, nivel de volumen normalmente de menos de 90 dB en la posición de escucha, la opción recomendada sería uno o dos pares de bookshelf. En general no habrá mucha diferencia entre distintas marcas y tamaños de bookshelf en el rango sobre 150 Hz, la que haya, será de coloración, que es mayormente un tema de gustos. Bajo 150 Hz es donde habrá diferencias. Entre un driver principal de 4” a uno de 6.5”, y una caja mayor para este último se logrará una mejor respuesta bajo los 150 Hz, pero no hay que hacerse ilusiones, los bookshelf como una regla general casi absoluta, nunca lograrán una respuesta contundente en la zona bajo 150 Hz.

Por el tamaño, los parlantes bookshelf pueden ir ubicados en un estante existente o en un escritorio, pero si se los quiere ubicar de manera independiente a muebles existentes, pueden ir sobre soportes. Los soportes no tienen requerimientos técnicos muy sofisticados, pueden ser muy sencillos y ser adecuados. Los soportes esencialmente deben tener una frecuencia natural baja (o muy alta) y buena estabilidad, lo que se logra perfectamente con una estructura “algo” flexible de madera, adecuada al peso a soportar, aunque también ésta puede ser metálica, o de madera buscando rigidez en vez de flexibilidad. Acústicamente hablando, no es necesario invertir grandes sumas en los soportes. Lo estético no es aporte en cuanto a la acústica.

Es importante en este momento recalcar que los bookshelf siempre serán parlantes cojos en la parte baja del rango de frecuencia, pues por su tamaño están afectos a limitaciones físicas insuperables.

Para superar la limitación propia de los bookshelf en el rango bajo del espectro, la recomendación es siempre a implementar un sistema 2.1. Es preferible invertir en parlantes bookshelf pequeños (drivers de 4 a 5 ”) junto con invertir en un subwoofer de bajos medios o de rango completo, a invertir solo en bookshelf de drivers más grandes (que son más costosos). El resultado acústico del sistema 2.1 será lejos mejor de lo que se logra con bookshelf de drivers (y cajas) más grandes. El resultado si se incorpora un buen sub-woofer puede incluso ser muy superior (acústicamente hablando) a tener Bookshelf grandes o columnas, habiendo invertido lo mismo o incluso mucho menos.

Es importante considerar que los parlantes bookshelf son normalmente de 4 Ohm, por lo que pondrán en aprietos a un receiver AV típico si se escucha a volumen alto.

También es importante considerar que la sensibilidad de los bookshelf va entre 83 a 87 dB/watt, con una media de 85-86 dB/Watt, lo cual es bastante bajo, por lo que se requiere una potencia de unos 50 Watt/Canal RMS para alcanzar los 90 dB (aproximadamente). Esto lleva al problema mencionado en el punto anterior.

Para manejar mejor las dos limitaciones antes indicadas, es recomendable comprar dos pares de bookshelf y conectarlos en serie para no poner aprietos a la amplificación típica, y de paso ganar unos 3 dB en el volumen.

En todos los casos, al agregar un subwoofer activo a dos bookshelf, el cambio es radical.

Si se va a escuchar a mayor volumen del que puede manejar un par (o dos pares) de bookshelf en un sistema 2.1, el camino a seguir es simplemente pensar en algo más grande.

Es muy importante tener claro que un sistema más grande no necesariamente suena mejor al volumen de referencia (86 db @ 1 m), volumen que ya es bastante adecuado para disfrutar de una larga sesión de música.

 

Una conclusión general

En general, lo que hará la diferencia a medida que se escala en el tamaño de los parlantes será esencialmente la capacidad para manejar mayor potencia acústica (mayor volumen) sin sufrir una distorsión apreciable, junto con la capacidad de manejar de manera (un poco) más plana el rango del espectro bajo los 150 Hz. 

La calidad acústica al escuchar a 86 dB @ 1 m, en general no será muy diferente en el rango del espectro sobre los 150 Hz. Casi todos los parlantes de calidad de entrada para arriba (de marcas conocidas) sonarán más o menos igual a este nivel de volumen, en este rango del espectro del audio, y las diferencias serán de tonalidades, resonancias internas y directividad (ósea las diferencias vendrán de las imperfecciones del diseño). Estas diferencias, salvo las coloraciones muy notorias, u otros defectos muy apreciables, no serán apreciables por la mayoría.

Otra regla importante a tener en cuenta es que bookshelf más costosos no serán necesariamente mejores, bookshelf más nuevos tampoco serán necesariamente mejores que aquellos modelos equivalentes salidos cuatro o cinco años antes. Las diferencias van en las coloraciones mayormente, que son en realidad imperfecciones o limitaciones. Todos los parlantes las tienen.

En el rango de frecuencia bajo los 150 Hz, casi todo va en el tamaño de drivers, tamaño de cajas y potencia. Bajo los 150 Hz es el reino de los sub-woofers activos o de los parlantes pasivos de cajas grandes con drivers grandes movidos con amplificadores potentes.

Si es por la relación costo beneficio en cuanto a sonido, la mejor opción es la de un par de bookshelf de tamaño pequeño o medio (driver 5” o menos) combinada con el mejor sub-woofer posible con el presupuesto disponible, pues el sub-woofer hará mucha diferencia en el resultado final.

Personalmente recomiendo pensar en dos pares de bookshelf en vez de un solo par.

Hay que entender que un sistema 2.1, con bookshelf+subwoofer es un sistema compuesto por tweeter, rango medio y un woofer externo que va separado, contenido en el sub-woofer y amplificado por separado. La arquitectura final de este sistema conceptualmente no difiere mucho de una columna o un bookshelf grande de tres vías, y entregará un sonido similar especialmente en la parte sobre 150 Hz del espectro, pero ciertamente puede entregar muchos mejores bajos (con un buen sub-woofer). Por supuesto, el volumen al que queramos escuchar importa. Más volumen implica normalmente drivers más grandes, cajas más grandes y un sub-woofer más potente. Una buena elección de un sistema 2.1 siempre será una opción de costo-beneficio muy favorable a la hora de concentrarse en el audio que puede entregar.

 

Sea como sea, en general, en el Hi-Fi no hay magias, la física al final siempre manda.

 

Una última recomendación. Cualquier sea la opción elegida, si se escucha desde un computador, es recomendable incorporar un ecualizador paramétrico, como el Peace APO Equalizer, que permite hacer ajustes en las tonalidades desequilibradas de las que casi ningún parlante se escapa, o controlar algunas resonancias en la habitación, siendo posible corregir o ajustar la curva de respuesta del sistema en la habitación con precisión casi quirúrgica. No es algo mágico, pero ayuda mucho. Algo que ciertamente hace diez años no existía.

 

https://es.altapps.net/soft/peace-equalizer-interface-for-equalizer-apo

 

El sistema de audio adecuado depende muy mayormente del volumen (SPL) al que queremos escuchar y/o disfrutar de la música en nuestro lugar de escucha, a lo que se agrega el tamaño de la habitación en la que escuchamos, la distancia a la que estarán los parlantes de quién escucha y el área que queremos cubrir al escuchar (el punto dulce que queremos definir en la habitación).

Un factor a veces poco considerado es que la música que se escucha también hace una diferencia en los resultados.

En la mayoría de los casos, salvo la capacidad para producir SPL, las diferencias entre parlantes de tipos y tamaños similares serán mayormente subjetivas y sutiles.

En muchos casos el nivel de entrada o el inmediatamente superior de una marca con cierto prestigio (precio partiendo en USD 300/par en EUA para bookshelf) será más que suficiente para lograr un buen sonido para la gran mayoría. Bookshelf más costosos no serán necesariamente mejores en el rango sobre 150 Hz, las diferencias, pequeñas, estarán en las frecuencias bajo 150 Hz.

Bookshelf más económicos normalmente presentan falencias esencialmente porque son diseñados con menos ingeniería, por lo que presentan resonancias, tonalidades a veces muy marcadas derivadas de una respuesta de frecuencia muy irregular. Aunque para muchos pueden ser más que adecuados, pues al final el gusto está en quién escucha.

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