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  1. Bueno, ese Wharfedale es de 150 Watt RMS. Más potencia es mejor, pero ya con esa potencia no deberías tener problemas. Tuve un Polk Audio de solo 50 Watt RMS, y salvaba para casi todo, si el volumen y los bajos en la melodía no eran extremos. Por ello digo que con 150 Watt debes andar sobrado si no te vas a extremos, aunque para música típica (excluyendo algunas bandas sonoras de cine reciente) nunca tendrás problemas. Son las bandas sonoras de películas las que a veces ponen exigencias un poco extremas. Y solo algunas.
  2. Tal como puse por ahí sobre sub-woofers y parlantes bookshelf, la recomendación es comprar un subwoofer. Olvídate de las columnas, si estás contento con los Klipsch, invierte todo (incluso haz un esfuerzo extra) en un buen subwoofer. No te vas a arrepentir. Tengo cuatro Wharfedale Diamond 220, agregué un SW SVS SB-2000 PRO y los bajos andan sobrados (y parecen venir de los Diamond). Ninguna columna de valor razonable entrega los bajos del SB-2000 Pro. Pero como un SB-2000 PRO está arriba de un palo, puedes optar por el SB-1000 PRO, o el PB-1000 PRO (los valores son similares), ambos serán mejores que cualquier columna de precio similar e incluso superior. Para encontrar bajos similares deberás buscar unas columnas muy costosas. El SB 1000 PRO es sellado, más musical, con algo menos bajos bajo 50 Hz que el PB que apunta más al home cinema. Si no te da para pagar esos SB, busca uno de al menos unos 150 Watt RMS, de 10". Puedes apuntar al Klipsch R100 SW (de 150 RMS), que anda dentro de tu presupuesto. Pero si puedes invertir más, hazlo y probablemente te olvidarás del tema para siempre.
  3. Buscando los parlantes adecuados. Lo que he aprendido. Lo primero que hay que decir es que, si existieran los parlantes perfectos, todos sonarían igual, así de simple, sin tonalidades ni coloramientos de ningún tipo, junto con una misma directividad. Las tonalidades, coloramientos y fallas en la directividad son precisamente características de los parlantes reales que se deben a sus imperfecciones y limitaciones técnicas. De haber parlantes perfectos, con seguridad se diferenciarían solo en la distorsión que se produciría a medida que el volumen aumentara, ósea en su manera de manejar mayor potencia. Por lo anterior, cuando hablamos de tonalidades y directividad de los parlantes, en realidad hablamos de sus imperfecciones. Para hablar de una reproducción perfecta, también se debería escuchar en las mismas condiciones acústicas en que el sonido fue registrado, algo que en los hechos (casi) nunca ocurre y por ello, el lugar donde escuchamos, que normalmente diferirá mucho de aquel lugar original, siempre jugará un papel importante distorsionando lo que escuchemos, incluso aunque pudiéramos disponer de parlantes perfectos. En resumen, a la hora de escuchar música (y audio en general), siempre hablamos de algo que en la realidad no es objetivo y nuestra apreciación de él es una construcción mental que hacemos desde nuestra propia subjetividad y la realidad física personal que se deriva del aquí y ahora de dónde se escucha. Lo que al final nos parezca adecuado, siempre será un tema muy personal, muy dependiente de nuestra realidad personal, en ello no hay absolutos, todo se trata principalmente solo de gustos y preferencias. Se puede concluir sin temor a hacer una afirmación errada, que el Hi-Fi y la audiofilia son absolutamente un tema de gustos, apariencias y egos, pues a la hora del sonido mismo, nadie puede decir que tiene un equipo que suena mejor, pues es imposible validar objetivamente este tipo de percepciones y afirmaciones. Simplemente en cada caso se trata de un sonido del gusto de quien lo escucha. Dentro de tanta subjetividad, en los hechos concretos, los parlantes que más se acercan a la perfección, los más planos en su respuesta, son normalmente los preferidos en pruebas a ciegas por aquellos que han desarrollado una apreciación por la fidelidad sin coloramientos. Sea como sea, al final, la audiofilia es totalmente un tema de gustos y apreciaciones personales, con mucha componente sicológica y sociológica. A la hora de aplicar un juicio de valor a la música que cada uno escucha, junto con dónde, cómo y con qué la escucha, éste inevitablemente es parte de una realidad muy poco objetiva, abrumadoramente subjetiva, que al final es mayoritariamente todo lo que es este mundo del audio. Cuando se trata de parlantes para escuchar música de alta fidelidad, hoy en día estamos bombardeados por información muy vaga y existe una enorme (muy interesada) falta de información de parte de los fabricantes. Luego tenemos mucha opinión (mucha “opinología”), mucho consejo supuestamente autorizado como son los de reviewers en youtube o internet que, en la mayoría de los casos, objetivamente pesan menos que un paquete de cabritas. Los escuché a todos para luego descartarlos uno a uno gradualmente a medida que me fui dando cuenta de que su aporte era de nula utilidad. Cuando, muy decepcionado ante tanta palabra vacía, había optado por desechar a todos estos consejeros, muchos con miles de seguidores, me encontré con una muy reciente línea de reviewers, que sí eran de aporte y utilidad pues introdujeron el aspecto ausente hasta ahora, los datos objetivos, comparables directamente; fue como ver la luz al final del túnel (alguna vez escribiré sobre éstos últimos y los otros). Junto con todo lo anterior, en el ambiente audiófilo existe mucho fetichismo por algunas marcas y una marcada actitud a seguir tendencias antes que desarrollar juicios objetivos y pensar por sí mismos, lo que lleva a que en general se valora más el envase, lo que está de moda y lo que dice el marketing, por sobre el contenido. Todo lo anterior ante una enorme y muy variada oferta de parlantes. La motivación para la gran falta de información objetiva es esencialmente ganar una tajada de una torta gigantesca restringiendo las opciones de poder hacer comparaciones técnicas, apostando por lo superficial y alimentar mitos por sobre lo medular. Los fabricantes y vendedores quieren vender más, y los opinólogos se benefician de la fama que opinar les entrega (como dice el dicho “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”). Por otro lado, los audiófilos parecieran privilegiar el tener algo para mostrar (con más “cartel”) que algo para disfrutar de escuchar un buen sonido a un volumen razonable (digamos a menos de 90 dB en la posición de escucha). En lo concreto hay todavía muy poca información objetiva que permita comparar manzanas con manzanas, y con ello despejar la confusión y superficialidad que se ha creado, lo que ciertamente no ayuda para decidir qué es lo más adecuado para las necesidades de cada uno. Notablemente, al observar la (poca) información objetiva disponible, ya es muy posible desmontar muchos mitos y derribar muchos paradigmas ampliamente aceptados, Hay tantos hechos objetivos que no se dicen, que nunca se han dicho, junto con tanta palabrería vacía y mitos, que se ha creado un velo sin substancia especialmente sobre los parlantes (pero también sobre los amplificadores y los DAC), aceptándose ideas, opiniones y percepciones muy subjetivas como si fueran verdades. Hay muchos temas que casi son tabú, incuestionables, que de ser cuestionados crean respuestas muy agresivas de parte de algunos fanáticos si se discrepa con ellos. La confusión derivada de todo lo anterior, especialmente si uno es un principiante, que ni siquiera sabe bien qué necesita o busca, convierte al proceso de elección de unos parlantes adecuados a lo que uno cree necesitar o que (más o menos) anda buscando, en algo muy cuesta arriba. Pasa igual a la hora de elegir un amplificador (o receiver) y un DAC. Es a estas alturas un clásico de las discusiones sin fin si Vinilo, CD o sonido en formato de alta definición, a lo que se puede agregar Spotify de alta calidad, que viene a ser (aproximadamente) equivalente a un MP3 de 320 kb/seg generado a partir de una buena fuente ¿Hasta qué punto las alegadas diferencias son apreciables en nuestro muy personal sistema de audio? Para entender el estado del arte en cuanto a parlantes, transité por un túnel unos 12 meses sin ver la salida, totalmente desorientado en cuanto a qué creer y/o a quién creer. Pasaron 6 meses más para poder vislumbrar el final y finalmente poder salir de él. Así, demoré unos 18 meses en despejar la espesa niebla que envuelve al tema, y ello no fue hasta que Erin y Armirm comenzaron a publicar mediciones objetivas de parlantes, directamente comparables, junto con una opinión subjetiva complementaria. Fue toda esta información de reciente incorporación a la red lo que me permitió comprender cuánta falsedad daba vueltas en el ambiente audiófilo. Los parlantes de amplio espectro de frecuencia que normalmente están disponibles para escuchar un sonido de alta fidelidad, se pueden dividir en base a su formato en dos grandes tipos, los de estantería (bookshelf) y los de columna. Los parlantes de estantería están pensados para ser montados sobre una estructura que los ubique a una altura adecuada para escucharlos (tweeter a la altura del oído normalmente), los de columna están pensados para ser puestos directamente sobre el piso. Se diferencian principalmente por sus proporciones geométricas y tamaño. Los bookshelf tienen ciertas proporciones características en que ancho y profundidad son medidas más o menos similares, una siempre es más que la otra, y el alto es (más o menos) el doble de las medidas anteriores. En general se trata de las proporciones que hemos visto casi “desde siempre” en los parlantes. Los bookshelf son esencialmente parlantes pequeños, cuyo concepto bastante definido toma forma a mediados de los 80. Normalmente son parlantes de dos vías, aunque a veces los hay de tres vías con dos drivers concéntricos. Normalmente con reflexión de bajos. Normalmente son de 4 ohm. Dentro de los parlantes de estas proporciones geométricas existen también los “bookshelf grandes”, que tienen (más o menos) las mismas relaciones anteriores, solo que tienen (más o menos) unas cinco a siete veces el volumen de los bookshelf típicos. Los parlantes tipo “bookshelf grande” corresponden al concepto típico y clásico de parlantes muy vistos en los 60, 70 y 80. Normalmente son de tres vías, aunque a veces pueden ser de más vías. Normalmente son de 6 a 8 ohm. Los parlantes de columna (también conocidos como torres) tienen (más o menos) las mismas relaciones de ancho y profundidad antes mencionadas para los bookshelf, pero el alto es unas 5 o más veces su ancho o fondo, son muy esbeltos, y de ahí su nombre. Se puede decir que las columnas son una evolución de los bookshelf, pues son parlantes bookshelf estirados para ganar sensibilidad y graves, sin aumentar mucho el espacio de piso requerido. Por lo anterior, los parlantes tipo columna son bastante más grandes que los bookshelf. Se pueden encontrar columnas pequeñas y grandes, que son (más o menos) equivalentes en su planta a los dos tipos de bookshelf antes mencionados. Las columnas pequeñas pueden ser de 4 ohm, las grandes de 8 ohm. Al final, lo que diferencia a todos estos parlantes es esencialmente su potencial de capacidades acústicas, algo que se deriva mayormente de su tamaño y/o volumen interno, lo que lleva a algunas reglas generales (casi leyes): 1.-A mayor volumen de caja es posible lograr mayor sensibilidad (dB/watt). 2.-A mayor tamaño, mayor costo. 3.-A mayor tamaño, potencialmente se pueden lograr más bajos. 4.-A mayor tamaño, mayor capacidad para generar volumen sin distorsión al contar con la opción de disponer más drivers y/o drivers más grandes. En resumen, mientras más grande un parlante, mayores potencialidades en cuanto a calidad acústica en general y mayor capacidad para mantener una calidad acústica a mayor volumen, aunque normalmente también todo ello a un mayor costo. Aparte de lo anterior, pueden haber de cada tipo mencionado, parlantes pasivos (que requieren de un amplificador externo) o activos, que vienen con su propio amplificador interno. Las reglas antes dadas se aplican de igual manera para activos y pasivos. Hablo de “potencialidades” siempre, pues nada es garantido en parlantes si se los evalúa solo por su tamaño de caja, tipo de parlante, cantidad y distribución de drivers, estética y especificaciones técnicas del fabricante. Existe otro tipo de parlantes que es de espectro de frecuencia reducido, enfocado en cubrir rangos de frecuencia bajo los 150-200 Hz, son los sub-woofers. Son normalmente cajas relativamente cuadradas, cuentan con un driver de gran tamaño, y normalmente son activos. Se puede encontrar algo sobre ellos en otro post que hice específicamente hablando de sub-woofers. Reglas generales para elegir un tipo de parlantes en especial. Para habitaciones o espacios pequeños, posición de escucha a 2 o menos metros de los parlantes, nivel de volumen normalmente de menos de 90 dB en la posición de escucha, la opción recomendada sería uno o dos pares de bookshelf. En general no habrá mucha diferencia entre distintas marcas y tamaños de bookshelf en el rango sobre 150 Hz, la que haya, será de coloración, que es mayormente un tema de gustos. Bajo 150 Hz es donde habrá diferencias. Entre un driver principal de 4” a uno de 6.5”, y una caja mayor para este último se logrará una mejor respuesta bajo los 150 Hz, pero no hay que hacerse ilusiones, los bookshelf como una regla general casi absoluta, nunca lograrán una respuesta contundente en la zona bajo 150 Hz. Por el tamaño, los parlantes bookshelf pueden ir ubicados en un estante existente o en un escritorio, pero si se los quiere ubicar de manera independiente a muebles existentes, pueden ir sobre soportes. Los soportes no tienen requerimientos técnicos muy sofisticados, pueden ser muy sencillos y ser adecuados. Los soportes esencialmente deben tener una frecuencia natural baja (o muy alta) y buena estabilidad, lo que se logra perfectamente con una estructura “algo” flexible de madera, adecuada al peso a soportar, aunque también ésta puede ser metálica, o de madera buscando rigidez en vez de flexibilidad. Acústicamente hablando, no es necesario invertir grandes sumas en los soportes. Lo estético no es aporte en cuanto a la acústica. Es importante en este momento recalcar que los bookshelf siempre serán parlantes cojos en la parte baja del rango de frecuencia, pues por su tamaño están afectos a limitaciones físicas insuperables. Para superar la limitación propia de los bookshelf en el rango bajo del espectro, la recomendación es siempre a implementar un sistema 2.1. Es preferible invertir en parlantes bookshelf pequeños (drivers de 4 a 5 ”) junto con invertir en un subwoofer de bajos medios o de rango completo, a invertir solo en bookshelf de drivers más grandes (que son más costosos). El resultado acústico del sistema 2.1 será lejos mejor de lo que se logra con bookshelf de drivers (y cajas) más grandes. El resultado si se incorpora un buen sub-woofer puede incluso ser muy superior (acústicamente hablando) a tener Bookshelf grandes o columnas, habiendo invertido lo mismo o incluso mucho menos. Es importante considerar que los parlantes bookshelf son normalmente de 4 Ohm, por lo que pondrán en aprietos a un receiver AV típico si se escucha a volumen alto. También es importante considerar que la sensibilidad de los bookshelf va entre 83 a 87 dB/watt, con una media de 85-86 dB/Watt, lo cual es bastante bajo, por lo que se requiere una potencia de unos 50 Watt/Canal RMS para alcanzar los 90 dB (aproximadamente). Esto lleva al problema mencionado en el punto anterior. Para manejar mejor las dos limitaciones antes indicadas, es recomendable comprar dos pares de bookshelf y conectarlos en serie para no poner aprietos a la amplificación típica, y de paso ganar unos 3 dB en el volumen. En todos los casos, al agregar un subwoofer activo a dos bookshelf, el cambio es radical. Si se va a escuchar a mayor volumen del que puede manejar un par (o dos pares) de bookshelf en un sistema 2.1, el camino a seguir es simplemente pensar en algo más grande. Es muy importante tener claro que un sistema más grande no necesariamente suena mejor al volumen de referencia (86 db @ 1 m), volumen que ya es bastante adecuado para disfrutar de una larga sesión de música. Una conclusión general En general, lo que hará la diferencia a medida que se escala en el tamaño de los parlantes será esencialmente la capacidad para manejar mayor potencia acústica (mayor volumen) sin sufrir una distorsión apreciable, junto con la capacidad de manejar de manera (un poco) más plana el rango del espectro bajo los 150 Hz. La calidad acústica al escuchar a 86 dB @ 1 m, en general no será muy diferente en el rango del espectro sobre los 150 Hz. Casi todos los parlantes de calidad de entrada para arriba (de marcas conocidas) sonarán más o menos igual a este nivel de volumen, en este rango del espectro del audio, y las diferencias serán de tonalidades, resonancias internas y directividad (ósea las diferencias vendrán de las imperfecciones del diseño). Estas diferencias, salvo las coloraciones muy notorias, u otros defectos muy apreciables, no serán apreciables por la mayoría. Otra regla importante a tener en cuenta es que bookshelf más costosos no serán necesariamente mejores, bookshelf más nuevos tampoco serán necesariamente mejores que aquellos modelos equivalentes salidos cuatro o cinco años antes. Las diferencias van en las coloraciones mayormente, que son en realidad imperfecciones o limitaciones. Todos los parlantes las tienen. En el rango de frecuencia bajo los 150 Hz, casi todo va en el tamaño de drivers, tamaño de cajas y potencia. Bajo los 150 Hz es el reino de los sub-woofers activos o de los parlantes pasivos de cajas grandes con drivers grandes movidos con amplificadores potentes. Si es por la relación costo beneficio en cuanto a sonido, la mejor opción es la de un par de bookshelf de tamaño pequeño o medio (driver 5” o menos) combinada con el mejor sub-woofer posible con el presupuesto disponible, pues el sub-woofer hará mucha diferencia en el resultado final. Personalmente recomiendo pensar en dos pares de bookshelf en vez de un solo par. Hay que entender que un sistema 2.1, con bookshelf+subwoofer es un sistema compuesto por tweeter, rango medio y un woofer externo que va separado, contenido en el sub-woofer y amplificado por separado. La arquitectura final de este sistema conceptualmente no difiere mucho de una columna o un bookshelf grande de tres vías, y entregará un sonido similar especialmente en la parte sobre 150 Hz del espectro, pero ciertamente puede entregar muchos mejores bajos (con un buen sub-woofer). Por supuesto, el volumen al que queramos escuchar importa. Más volumen implica normalmente drivers más grandes, cajas más grandes y un sub-woofer más potente. Una buena elección de un sistema 2.1 siempre será una opción de costo-beneficio muy favorable a la hora de concentrarse en el audio que puede entregar. Sea como sea, en general, en el Hi-Fi no hay magias, la física al final siempre manda. Una última recomendación. Cualquier sea la opción elegida, si se escucha desde un computador, es recomendable incorporar un ecualizador paramétrico, como el Peace APO Equalizer, que permite hacer ajustes en las tonalidades desequilibradas de las que casi ningún parlante se escapa, o controlar algunas resonancias en la habitación, siendo posible corregir o ajustar la curva de respuesta del sistema en la habitación con precisión casi quirúrgica. No es algo mágico, pero ayuda mucho. Algo que ciertamente hace diez años no existía. https://es.altapps.net/soft/peace-equalizer-interface-for-equalizer-apo El sistema de audio adecuado depende muy mayormente del volumen (SPL) al que queremos escuchar y/o disfrutar de la música en nuestro lugar de escucha, a lo que se agrega el tamaño de la habitación en la que escuchamos, la distancia a la que estarán los parlantes de quién escucha y el área que queremos cubrir al escuchar (el punto dulce que queremos definir en la habitación). Un factor a veces poco considerado es que la música que se escucha también hace una diferencia en los resultados. En la mayoría de los casos, salvo la capacidad para producir SPL, las diferencias entre parlantes de tipos y tamaños similares serán mayormente subjetivas y sutiles. En muchos casos el nivel de entrada o el inmediatamente superior de una marca con cierto prestigio (precio partiendo en USD 300/par en EUA para bookshelf) será más que suficiente para lograr un buen sonido para la gran mayoría. Bookshelf más costosos no serán necesariamente mejores en el rango sobre 150 Hz, las diferencias, pequeñas, estarán en las frecuencias bajo 150 Hz. Bookshelf más económicos normalmente presentan falencias esencialmente porque son diseñados con menos ingeniería, por lo que presentan resonancias, tonalidades a veces muy marcadas derivadas de una respuesta de frecuencia muy irregular. Aunque para muchos pueden ser más que adecuados, pues al final el gusto está en quién escucha.
  4. Si bien este hilo lleva mucho tiempo, no deja de ir a la médula de la mecánica que sostiene a la industria del audio (y muchas otras). En este caso, me refiero a la sico-acústica. Por décadas Floyd Tool demostró sin lugar a dudas, con pruebas doblemente ciegas, cómo las personas se influencian por los factores externos a la hora de considerar lo que les parece un buen sonido y con ello, evaluar al equipo que lo produce. Los audiófilos ponen el precio, la pinta, el acabado, la marca, el marketing, las opiniones favorables de otros, antes que la calidad del sonido mismo, es decir, ante lo que sus propios oidos les muestran. Y absolutamente convencidos. Las pruebas doblemente ciegas dejan fuera el contexto, pues obligan a elegir solo en base a lo que se escucha, y esas pruebas se comparan con escuchar lo mismo sabiendo qué equipo produce el sonido. Estas pruebas dejan claro la gigantesca influencia de la subjetividad y los factores externos.
  5. Decir que "nunca está de más recordar" le quita mucho peso a un aspecto absolutamente definitorio. La habitación o la sala hace toda la diferencia entre un sonido bueno/aceptable y uno pobre. Pero la complejidad implícita es enorme. La habitación responde diferente dependiendo de la música que se escucha, es más, responde diferente dependiendo de la melodía. Mi posición al respecto es que uno debe hacer lo razonable al respecto, e incluso a veces tolerar las imperfecciones que algunas melodías mostrarán, pues la complejidad del problema de los ecos, los armónicos y las reverberaciones es tan complejo que no se pueden eliminar del todo. Por mi experiencia, y aplicando la Ley de Pareto, con un 20% del esfuerzo (algo de ecualización, algo de absorción de algunas frecuencias, y otros esfuerzos bastante accesibles) , se puede lograr resolver un 80% del problema, algo que para una gran mayoría puede ser más que suficiente.
  6. Sobre los soportes, la idea es que permitan la vibración natural del parlante pero que a la vez ésta no se transmita para generar vibraciones adicionales en sistemas terceros como son los soportes y así evitar que éstos agreguen su propia coloración. Las cajas de leche no son el ideal, pero a niveles de.volumen razonable, andan muy bien, y de paso me dan la altura que necesito. El ideal teórico es que el parlante pudiera flotar en el aire, como en una sala anecoica. El soporte que aparece es un estante de bambú que compré en Homecenter que tiene una frecuencia natural muy baja y ofrece poca superficie para ecos. Aparte de servir para poner los cachureos típicos del día a día.
  7. ¿Qué onda? Son soluciones para evitar vibraciones. Para responder tu pregunta, entera o semidescremada. Las voy cambiando a medida que las consumo. Es mi lugar de trabajo, lo estético importa casi nada. La funcionalidad es lo que manda. Algo que olvidé mencionar, con estos envases tengo la altura justa del tweeter a mis oidos. Otra razón funcional.
  8. Te causará risa, pero yo puse dos cajas de leche de 1 lt (envase tetra-pak) entre los bookshelf y el pedestal que es un simple estante multiuso, pero el conjunto funciona muy bien.
  9. Interesante, no soy tan tecno en lo mío, pero entiendo tu objetivo. Creo que para caer en estos terrenos necesitaría entrar a medir la respuesta "in room" de mi (básico) sistema, para identificar bien las frecuencias con problemas, aunque en el rango bajo 100 Hz no tengo problemas (salvo puertas y otros elementos sueltos que vibran). Mis problemas van entre 200 y 1200 Hz. No he querido invertir mucho esfuerzo en correcciones pues tengo que lidiar con tres monitores de 32" y un escritorio de 1.6x0.8 m que no puedo cambiar, así es que he seguido el camino simple, es decir que el sistema suene aceptablemente bien, dentro de lo posible y razonable, sin caer en esperar demasiado, sabiendo las limitaciones, aunque lo que he logrado anda "más que aceptable" para mis pretensiones. Indudablemente, a la hora de querer mejorar la respuesta "in room" hay mucho que puede hacerse en cada situación.
  10. El problema al final es comercial. Si ofreces un buen equilibrado 2.1, no necesitas tener tres tipos de bookshelf, que esencialmente se diferencian en los bajos. y de paso te pasas a llevar los dos tamaños inferiores de torres/columnas. La oferta está, pero no abiertamente, cada marca te ofrece bookshelf y subs, pero como productos desconectados. Como sistemas integrados te los ofrece como 5.1, que no es lo adecuado para stereo. Creo que es bueno insistir en esta realidad de los beneficios de los 2.1, como el camino lógico para partir, especialmente a los novatos.
  11. Creo que pronto algún fabricante comenzará a ofrecer sistemas 2.1 como paquetes de la marca (dos bookshelf+subwoofer), paquetes integrados que podría lograr sonidos equivalentes a las columnas (o mejores) a menor precio. Veremos. Sea como sea, tiene mucha lógica, es el producto nuevo que hace falta.
  12. Guax (extraño apodo, prefiero los nombres, pero bueno, así se estila hoy). Me alegro de que estés tranquilo con lo que has logrado. Creo que el desafío de los tiempos que corren es precisamente darse cuenta de que para mucho, uno "no necesita más". Vivir siempre insatisfecho no es bueno para el alma ni el bolsillo. Ya he hablado de lo mío, unas "muy de entrada" Diamond 220, con drivers de 5" también, pero acompañadas por un subwoofer, y así, cambian radicalmente. Te diré que a la hora de los quiubo en cuanto a sonido, entre activos y pasivos no hay mucha diferencia. Los Spinorama de activos no los muestran mejores. Su gran diferencia es en los bajos, y cuando se tiene un subwoofer, eso ya no importa mucho. Aparte del hecho de que en bajos, nunca podrán competir con un subwoofer.
  13. ¿Cuándo se justifica un sub-woofer? Y ¿de qué tipo? Algunas recomendaciones a partir de mi experiencia. Ciertamente no todos los sub-woofers son iguales. Y no es un tema de tamaño de la caja, si es con reflexión de bajos o no o del tamaño de driver mismo, hay mucho más detrás, mucha ingeniería y mucho de física. Su razón de ser es esencialmente cubrir el rango más bajo del espectro (bajo los 150 hz en general) con mayor autoridad que un parlante de estantería o de columna, los que por limitaciones físicas siempre estarán limitados en este rango de frecuencia. Lo primero que hay que decir es que existen esencialmente dos tipos de sub-woofers, hablando de los sub-woofers activos, que son los más comunes: -Los sub-woofers para bajos medios: son los que cubren con propiedad bajos hasta unos 50-60 Hz, con acento en los 60-70 Hz. Para frecuencias bajo 40 Hz, (rango que se escuchan poco en la música normalmente), estos sub-woofers comienzan a flaquear, aunque algunos andan aceptables. La curva de respuesta de estos sub-woofers es bastante curva, no es muy plana, muy acentuada en los 45-75 Hz, pero hacia las frecuencias sobre 100 Hz andan bien, decaen con suavidad para cruzarlos con los otros parlantes del sistema (bookshelf o columna). Hacia el lado de los graves, la curva cae rápidamente. Estos sub-woofers son generalmente los más económicos. Potencias en el rango de los 50-150 watt RMS. Drivers de 8 a 12 pulgadas. Casi todos con reflexión de bajos para extender su rango hacia los graves. En habitaciones no muy grandes, se puede lograr un reforzamiento de las frecuencias más bajas, lo que mejora su resultado acústico, más allá de la curva de respuesta en ambiente anecoico. Son muy adecuados para habitaciones pequeñas a medianas. Suficientemente adecuados para los requerimientos de la gran mayoría de la música y por ello, son una opción más que aceptable en la mayoría de los casos con presupuesto algo restringido. -Los sub-woofers para bajos de rango completo (algunos los llaman los “verdaderos sub-woofers”): son los que cubren desde los 20 Hz (incluso menos) con (adecuada) propiedad, esto varía un poco dependiendo de la marca y el tamaño. Estos sub-woofers son bastante más costosos que los anteriores. Potencia mínima sobre 300 watt RMS, aunque fácilmente se encuentran de 500 y 1000 watt RMS. Drivers de 12 pulgadas para arriba. Los hay sellados y con reflexión de bajos. Los sellados tienen una caja bastante más pequeña, los con reflexión de bajos generalmente son bastante voluminosos. Hay opiniones discrepantes sobre cuáles son mejores, aunque en general existe un acuerdo de que los sellados son más “musicales” ya que responden mejor a la reproducción del sonido ya que la calidad de la respuesta va principalmente en la membrana del driver. Aquellos con reflexión de bajos tienen una latencia, pues parte del resultado acústico es resultado del aire que sale por la reflexión de bajos, y la inercia de este aire genera una cierta demora en reproducir algunas frecuencias, lo cual puede ser apreciable en ciertas melodías. Aunque probablemente la mayoría no lo note. En general la reflexión de bajos mejora la respuesta en la zona de los 30-40 Hz, pero luego la respuesta cae más rápidamente que en un sub-woofer sellado. En general el mayor problema de los sub-woofers con reflexión es el riesgo de hacer “chuffing” que es cuando la salida de la reflexión de bajos comienza a hacer un sonido propio, es como un golpeteo de algo suelto, que es bastante notorio, que indudablemente no es parte del sonido original que se está reproduciendo. Esto se hace notorio a niveles altos de volumen. Hay que mencionar que el chuffing puede pasar en cualquier parlante con reflexión de bajos si se los lleva sobre ciertos límites, y se les pide más graves de los que en realidad pueden reproducir de buena manera. Indudablemente, los sub-woofers sellados no tienen este problema. Sea como sea, si optar por un “verdadero” sub-woofer sellado o con reflexión de bajos es una cosa personal. Dependerá mucho de lo que se escuche y del espacio disponible también, ya que aquellos con reflexión de bajos pueden ser realmente bastante voluminosos. Es aceptado que para reproducir el audio de películas en home cinema, son mejores los sub-woofers con reflexión de bajos ya que en el rango de sonidos que “se sienten”, andan un poco mejor. Nuevamente, el tamaño de la habitación juega un papel. El audiófilo menos experimentado mucho quiere creer lo que le cuentan (o escucha decir a otros) sobre cuan buenos son los bajos de x parlante bookshelf o columna. Pero no hay que engañarse, los bajos para ser percibidos con propiedad requieren de mover mucho aire, lo que necesariamente requiere de un gran tamaño de driver, una caja grande, mucha capacidad de desplazamiento de la membrana, una bobina y magneto de gran tamaño y además, de bastante (incluso mucha) potencia. Es algo de fuerza física. Algo que normalmente no puede proveer con propiedad un parlante bookshelf, tampoco uno tipo columna, a no ser que éste sea de gran tamaño (y por ello muy costoso). Es común ver en las especificaciones de este tipo de parlantes que sus respuestas de frecuencia parten de los 40 Hz (50-60 en los bookshelf más pequeños), pero el problema es que estas frecuencias son poco audibles en relación al volumen medio de la melodía. Osea, los 40 Hz están, pero casi no se escucharán. Ciertamente, al elegir un tipo de sub-woofer influye mucho la música que escuchamos, el volumen al que escuchamos y el tamaño de la habitación que queremos llenar. Una cosa es cierta, mientras más fuerte escuchamos, o más grande la habitación, más grande debe ser el sub-woofer. Hoy en día muchos sub-woofers pequeños usan DSP, lo que les permiten lograr muy buenos graves a bajo volumen. Pero a medida que se sube el volumen, esos graves se pierden paulatinamente. Ello simplemente por un tema de física, el DSP reduce la intensidad de las frecuencias bajas para no dañar al driver. En la realidad no hay magias. Las leyes de la física siempre se terminan por imponer, siempre. No seré el primero en recomendar a los audiofilos principiantes, sin pretender escuchar a muy alto volumen o animar fiestas, que lo más rentable acústicamente es comprar unos parlantes bookshelf pequeños, que sean bastante planos en el rango medio y alto de frecuencias (sin mirar la parte de la respuesta bajo 150 Hz), y junto con ellos un subwoofer de 8 a 12 pulgadas (dependiendo de la distancia a la que se escucha). Uno del tipo “bajos medios” será suficiente para la mayoría de los casos. Con ello, se puede lograr un sonido de bastante buena calidad, cubriendo bastante bien el espectro audible, especialmente para escuchar música. Todo ello con un resultado general mucho mejor que solo con parlantes bookshelf muy o más costosos, o incluso columnas, cuando no hay sub-woofer. Esta combinación de bookshelf+subwoofer permite abordar el espectro de frecuencia por separado. Los bookshelf cubren mayormente la parte media y alta (la parte direccional y de amplitud), y el sub-woofer la parte bajo los 150 Hz, que es la parte omnidireccional. El rango de cruce, es decir la parte en que el audio se transfiere de uno a otro, hay que buscarlo por oído ajustando el volumen del sub-woofer para que no se note, o dicho de otra manera, para que los bajos parezcan venir de los bookshelf. Con un poco de prueba y error se puede lograr un muy buen resultado. En la mayoría de las situaciones, ya sea nivel de entrada, nivel medio o nivel “High-End”, la combinación de un par de buenos bookshelf con un subwoofer, “bueno” dentro de cada categoría, costará menos, y logrará mejore resultados que solo unos mucho más costosos bookshelf o columnas que necesariamente deben ir más allá de sus limitaciones físicas, para ofrecer el rendimiento que ofrecen, normalmente alcanzando un límite antes que la combinación bookshelf+sub-woofer. Esta situación es algo que recomiendo estudiar antes de embarcarse en la compra de parlantes bookshelf si se quieren buenos bajos. En general, siempre será mejor tener un sub-woofer en el sistema a no tenerlo. Aunque como siempre, igual dependerá de la música que se escuche, del volumen, y de los gustos musicales. En mi experiencia personal, partí con un Polk Audio PSW-10, de 10 pulgadas, 50 Watt RMS. Un sub-woofer de bajos medios, que en general anda bastante bien. Es un sub-woofer bastante bueno para el precio, y en pruebas comparativas con sub-woofers de potencia, tamaño similar y valor similar, anda muy bien, destacando. Ciertamente este sub-woofer es un equipo en el rango de entrada. Tiene limitaciones, aunque puede que muchos nunca lleguen a alcanzarlas. Pero un día quise escuchar más fuerte “Stay” de “Interstellar”, una melodía que tiene frecuencias de 15 Hz, y mucho en 30-32 Hz, y el PSW-10 comenzó a hacer mucho chuffing. Nunca me había pasado, y eso que escucho mucha música, muy variada, lo que de alguna manera respalda mi afirmación de que el PSW-10 es en general bastante bueno para las necesidades normales o típicas. Como anécdota, en esa prueba, hasta los bookshelf hicieron chuffing, pues había ajustado la ecualización para pedirle más al sub-woofer, y en ello, le cargué algo la mata a los bookshelf. Bueno, me fui al chancho con una melodía que es muy demandante en bajos extremos. Bueno, es esperable, el instrumento principal es un órgano de iglesia. Cambié el PSW-10 por un SVS SB-2000 PRO (Sellado, 550 Watt RMS), y con este “verdadero” sub-woofer, no tengo problemas para reproducir Interstellar, y sentir cómo vibra todo, o se sienten las frecuencias bajo 20 Hz en el estómago (sin estar a tan alto volumen). Lo notable de este sub-woofer es que ahora ya no tengo que ajustar la ecualización en la zona baja para complementar un poco al sub-woofer con los bookshelf como hice antes. Ahora tengo a los bookshelf totalmente aliviados de cubrir la zona baja del espectro. El resultado es muy bueno, pues cada tipo de parlante aporta con aquello que hace bien.
  14. Les comparto los Spinorama de los Diamond 220 y los 12.1. Y ciertamente no se aprecian grandes diferencias. Los 12.1 tiene un poco mejores bajos, pero si hay sub woofer, eso no importa mucho. Los Diamond tienen mejor directividad, aunque no mucho mejor. Y tienen un pico a 900 Hz, pero nada extremo y se puede corregir . No hay resonancias del gabinete en los 220. Ambos sin grill. Me gusta mucho el tamaño de los Diamond porque caben justo bajo mis monitores de trabajo. Los Denton 85 o los Diamnond 12.2 ya no caben.
  15. Eso de que "casi nadie...", es un punto de vista subjetivo ciertamente, algo normal, construimos el concepto del mundo a partir de lo que vemos y vivimos. También es cierto que esta sociedad moderna ha caido en una espiral consumista, pero habemos algunos que estamos por la mesura consumista. Cuando tenía 30 caí un poco en esa fiebre, pero pasados los 50 fui cambiando gradualmente al ver que aquello que pensaba que sería un cambio, en la realidad no lo era realmente. Comencé a percibir esto de comprar/cambiar como algo injustificado. Aparte de que comencé a tomar consciencia del medio ambiente. Hoy tengo nietos y siempre pienso en ellos a la hora de si dejarme llevar por la compra implusiva por algo que (con mucha seguridad) no necesito realmente. Pero no es fácil ese cambio, la inercia y presión del sistema es enorme. Tengo un reloj que compré para ver la hora y nada más, y no necesito más, ni cambiarlo tampoco. Me sirve. Aunque mucho se usa el "reloj de vestir". No soy de esos. Ya hablé de mis Diamond 220, deben haber parlantes mejores ciertamente, especialmente en la definición (el detalle) pero es algo que supongo, por lo que leo y veo en youtube. Pero nada de ello me consta (el spinorama todavía no habla sobre la nitidez de un parlante, al menos por ahora), entonces, estoy bien si estoy bien. Indudablemente el sub woofer es importante para justificar a los Diamond pues ellos no tiene bajos. Respeto las otras posiciones con respecto a probar y/o cambiar. Es algo muy personal. Simplemente a esta alturas de la vida ya no sigo ese camino.
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